lunes, 9 de junio de 2008

Algo sobre Goya (entrevista a Jorge Juanes sobre su libro, fragmento)

La vendimia,
Goya
Rosana Ricárdez

Extensos y múltiples son los territorios del arte; sin embargo, se encuentra un punto en común: un génesis del que para poder hablar no sólo es necesario contar con elementos suficientes –historia del arte, su desarrollo, arte contemporáneo y nuevas tendencias, etcétera-, sino estar en él, es decir, hablar de arte desde el arte.
Este pensamiento ha sido el desarrollado por el filósofo y crítico Jorge Juanes López, quien en una serie de libros editada por Itaca se ha dedicado a esclarecer los territorios de lo que ha sido su pasión: el arte.
El último volumen pertenece a Goya, el primer artista moderno que concibe su época como una nueva forma de violencia y destrucción.
Aunque la siguiente es una entrevista respecto al estudio que Juanes hace del artista español en Goya y la modernidad como catástrofe (Itaca, 2006), no deja de hablar de la contemporaneidad, pues Goya y la circunstancia lo requieren.

Rosana Ricárdez. Hablemos de Goya. ¿De dónde surge la inquietud de explorar a Goya y de hablar de él dentro del territorio del arte?
Jorge Juanes (JJ). Yo estoy en el territorio del arte en general, como parte de esa exploración amplia que va a abarcar a muchísimos artistas, corrientes, épocas.
Espero condensar mi indagación y lo que pienso sobre el arte occidental en cuatro volúmenes. Dentro de ese paquete grande de interrogaciones sobre este arte, y concretamente sobre el moderno y contemporáneo, es donde lógicamente una figura como Goya tiene que estar. Porque con él –casi es un consenso- empieza el arte moderno. Es el primer artista propiamente moderno, de la historia. Donde concentro mi atención es en la modernidad.
Un artista como Goya es importante porque es el primero que ve en la modernidad una nueva forma de violencia y destrucción. Originalmente cree que la modernidad es liberación y que va a sacar a los hombres de sus postraciones, del oscurantismo, del sometimiento a creencias esotéricas y finalmente esclavizantes, pero se da cuenta que en realidad tras las fórmulas salvíficas y emancipadoras de la modernidad y de la Ilustración se esconde un nuevo proyecto de dominio.
No es un pintor precoz, es un artista que empieza a hacer su obra fundamental a los 40 años. Y diría: a partir de 1790, “Goya es Goya”.
Antes hacía tapices, exploraba con la estética rococó, estaba haciendo carrera para hacer pintor de la corte, pero cuando se suelta se entrega al capricho de la invención y comienza a hacer cuadros que no son por encargo, sino para sí mismo y para la pintura. Empieza Los Caprichos y de ahí en adelante ya no se detiene hasta su muerte. Una obra verdaderamente exuberante y que es un parteaguas en la historia del arte.
En ese sentido, cualquier estudioso del arte contemporáneo y moderno tiene que vérselas y dirimir su aparato crítico con la obra de Goya.
Por otro lado, lo estudio por razones familiares. De alguna manera mi padre era un admirador de Goya, siempre decía: “Jorge, mi pintor es Goya, tú lo sabes. No me convenzas de otro pintor.”
Fui a Fuentedetodos, a su casa, también para escribir este libro me metí un poco en sus orígenes, de dónde viene.
Y viene de un pueblo perdido que no existe en el mapa, o que hoy existe por Goya. Una persona de pueblo, con una formación muy relativa, que se hace a trompicones en la vida y llega a ser el pintor más importante de su época, y uno de los más importantes de la historia.
Me interesaron muchas facetas: la persona. Cómo alguien desde abajo es capaz de abrirse paso y alcanzar las cumbres que alcanza Goya.
No es fácil.


Al tratar en su obra temas determinantes como la violencia, el poder, la corrupción y lo que sucede en su entorno, ¿podría considerarse a Goya un artista contemporáneo?
JJ. La respuesta es contundente: Sí. Y prueba de ello es que si ves artistas contemporáneos, tanto en cine como en artes plásticas, están usando imágenes de Goya.
Se ha convertido en un referente de imágenes para expresar la barbarie contemporánea. En sus imágenes contundentes y trágicas se encuentra el antecedente de lo que podrían ser las imágenes que anuncian a la modernidad como una nueva forma de barbarie. Podríamos decir que él está en quienes lo tienen por cómplice, ahí tenemos una reviviscencia: Goya revive a partir de aquella gente que ve en él un aliciente, hay una incitación de imágenes para representar el mundo contemporáneo.

Ha cambiado mucho el mundo desde la perspectiva del arte desde 1700 hasta estos días. En ese sentido ¿qué se puede ver en el arte contemporáneo?
JJ. Desde luego que ha cambiado. Goya hizo un momento de transfiguración de la pintura que, a su vez, tendrá otro momento en Picasso quien, a partir de Las Señoritas de Aviñón se convierte en otro parteaguas en la pintura, que culminará en Guernica. – Curiosamente son dos artistas españoles-. Es el equivalente expresivo plástico de lo que sería la barbarie moderna en Guernica que, si se analiza, tiene mucha relación y sería la continuación de Goya.
Ahora bien, las artes canónicas ya no son las únicas, hoy tenemos los artes alternativos que, a partir del dadaísmo y del constructivismo, abren una serie de opciones del arte que son las que definen ese mundo: el performance, el happening, la instalación, el videoarte, el cine, la fotografía, el arte del cuerpo, los rituales, el arte en la tierra, etcétera. Existe un abanico de manifestaciones artísticas plural que coexiste.
En ese sentido, los parámetros comprensivos de la pintura no sirven para comprender las artes alternativas emergentes por lo que se necesita crear un nuevo pensamiento para el nuevo arte. Ahí, Goya queda expectante. Es un artista que se sitúa en la historia de la pintura, netamente.

La palabra alternativo es de uso delicado porque se quieren integrar a ella manifestaciones que rompen con la regla, aún cuando a fin de cuentas eso hizo Goya, pero él poseía un bagaje suficiente para hacerlo, a diferencia de muchos. Bajo el resguardo de lo alternativo, ¿se ven atrocidades?
JJ. Sí. Creo que hay mucho facilismo y una especie de todo vale que está haciendo mucho daño. Hay que tener una posición abierta en arte, es decir, hay que acercarse al mundo de las artes sin prejuicios, con ojos abiertos y tratando de comprender.
Pero no le puedes decir que todo vale. Sigue habiendo criterios y es necesario que existan. Criterios que tenemos que formar, nuevos criterios para entender ese arte, que pueden, dentro de las artes alternativas, distinguir lo que es una tomadura de pelo y gato por liebre, de lo que es realmente una proposición.
Renunciar a ese tipo de analítica es una pereza mental, es de perezosos mentales, de snobs y de curadores de vida fácil...

EL ARTE COMO MERCANCIA
¿Los artistas de ahora siguen en busca de cierta libertad o creen gozar de ella y traspasan el límite?
JJ. Deberían. Lo explico de esta forma: ha habido dos momentos en los que el arte ha estado en peligro real en la modernidad:
El primero son los sistemas totalitarios ideocráticos: socialismo, fascismo, franquismo, nacionalsocialismo y stalinismo. En ellos, sobre todo en los dos últimos, se prohibieron las vanguardias, se les excluyó, no sólo se secuestraron las obras, sino se juzgó a los artistas. Fue una época de absoluta intolerancia y de exclusión totalitaria. Y curiosamente los argumentos de éstos dos son muy parecidos en su juicio de las vanguardias, o sea de la libertad, a favor de un arte convencional, de culto al jefe, al partido, a ciertas tesis políticas. Ese es el primer momento del que la izquierda habla poco, ella habla del otro, del actual.
El segundo no es una exclusión totalitaria ideocrática, sino es la conversión del arte en mercancía, lo que llama un filósofo de la escuela de Frankfurt llamado Theodor W. Adorno: la industria de la cultura. Cuando ya el arte que había estado al margen de la mercancía y de su sistema todavía no entraba como un valor abstracto, que finalmente tenía la función de generar un capital. Esto, a partir de los sesenta, empieza a ser una realidad y hoy en día los juicios del arte, sus valoraciones, el qué es y qué no es lo dictan unos cuantos monopolios que tienen en sus manos el destino del arte: coleccionistas, galeristas, museos, curadores, bienales, ferias, ahí se dice: este año es este.

ARCO (Arte Contemporáneo), por ejemplo.
JJ. Claro, son ferias comerciales. Ahí se maneja el arte como mercancía y lo que importa es hacer negocio porque la inversión de arte es una de las más importantes que hay. En México aún no se mueven inversiones tan importantes, pero sí en Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, incluso España, China, Japón… es impresionante la cuantía, millones y millones que genera el arte, una de las inversiones más productivas, si sabe invertir.

Al margen de la definición estricta de cada concepto, ¿cómo diferenciar difusión de comercialización, sin que uno invada el otro?
JJ. Son dos cosas: hablando de libertad, el problema del artista es justamente resistirse a esa subordinación del arte en mercancía, esa resistencia del artista a alguien que trabaja para el mercado y que por tanto trabaja para el gusto del mercado y deja de cumplir con sus prerrogativas creativas. Creo que muchos, por el canto de las sirenas del éxito de avientan a esa entrega: al mercado.
Ahora bien, la única posibilidad de defenderse frente a esta vorágine y a la situación de vender el arte como cualquier producto y al artista como un genio cuando no vale ni un cacahuate, es un profundo conocimiento de arte, que permita dilucidar lo que es arte de lo que es liebre, que permita decir “no estoy de acuerdo” y decir por qué.
La gente está desarmada y esa es la única posibilidad porque los medios son muy poderosos.

1 comentario:

Luis Alvaz dijo...

Hola, qué tal?
Soy Luis, de Puebla... y me llamó mucho la atención tu blog, por varias razones. Veo que tiene mucho que ver con arte, con poesía, con literatura. Y también vi que tienes ligas de Greenpeace México y Greenpeace Francia. Asimismo hay una foto con alguien (presumiblemente tú), portando una playera de Greenpeace (yo tengo una así), y dice "Forza Greenpeace".
Bueno, el punto es que yo soy voluntario de Greenpeace, y también tengo un blog de poesía y de música.
No sé si seas voluntaria, socia o ciberactivista, ni dónde radiques actualmente, pero sería bueno compartir experiencias en los terrenos del activismo, ya sea en pro del medio ambiente, o del arte en general.
Bueno, saludos y gusto en conocerte.

[R]evolución energética ¡YA!