jueves, 8 de octubre de 2009

Herta Müller, Nobel de Literatura 2009




La escritora alemana de origen rumano, Herta Müller (Banat, 17 de agosto de 1953), fue distinguida el 8 de octubre con el Premio Nobel de Literatura, por una obra que es "concentración de la poesía y la franqueza" y que "describe el paisaje de los desposeídos", según la Academia Sueca. Es la primera vez desde 2003 que recae en una autora en lengua alemana; el último de este origen que lo ganó fue Günter Grass, en 1999. El año pasado fue para el francés Jean-Marie Gustave Le Clézio.
Los hispanos nominados fueron Francisco Ayala (Granada, 1906), Ernesto Sábato (Buenos Aires, 1911) y Miguel Delibes (Valladolid, 1920). El último hispano ganador fue Octavio Paz en 1990.

martes, 9 de junio de 2009

Alfabetización informática

No cabe la poesía en la palabra:
la estira/ la tensa/ la quiebra.
Hay quien lo sabe y llora.
Alan Mills




por Rosana Ricárdez


La reciente guerra declarada de google al monopolio del e-reader de amazon se ha convertido en una novela. En este capítulo la noticia es que el imperio google quiere incursionar en el mercado del libro digital hasta ahora exclusivo de amazon. Aunque los empresarios del primero no han revelado detalles, la guerra dará de qué hablar.
No es que se trate de una novela de ciencia ficción, pero en Latinoamérica (y en algunas regiones del globo, incluso en el “primer mundo”) la realidad parece distinta y distante para el común de la población. Si bien la “mayoría” —incluso con un salario de mileurista— puede adquirir un iphone, aún parece lejana la idea de pasearse por la calle con un libro digital, sobre todo si se considera el nivel de analfabetismo (y no se diga el analfabetismo funcional).
Para Alan Mills (Guatemala, 1979), en tanto ciudadano y lector, el ecosistema de ventas debe ampliarse, es decir, aplaude cualquier tecnología, método o iniciativa que facilite la adquisición de libros. No obstante, le preocupa que en países como el suyo (y en el resto de América Latina) la revolución tecnológica agranda la brecha de acceso a la información.
Apuesta por una política (o varias) públicas y privadas de alfabetización y alfabetización informática pues de nada sirve tener el mayor acervo del mundo sin las capacidades técnicas y humanas para que la mayor cantidad de personas pueda disfrutarlo.
Entonces el reto es forjar la capacidad técnica para disfrutar no sólo de la biblioteca universal sino de cualquier tecnología.
Como escritor, el panorama cambia —quizá en el fondo no tanto—. En tanto poeta joven el hecho de que Testamentofuturo (2007) haya sido descargado por alrededor de cinco mil usuarios, sin costo, es un beneficio porque es una forma de darse a conocer en varios países a donde este libro no habría podido llegar de otra forma..
Es evidente que para los escritores ya establecidos, o que disfrutan de ventas masivas, la situación no debe ser la misma. En el fondo, consideró, el “negocio” editorial debe ser revisado a profundidad porque a fin de cuentas el autor es siempre quien menor remuneración económica recibe.
Pero la moneda tiene dos caras y no siempre son del mismo color. Al mismo tiempo piensa benéfico ceder ciertos derechos con licencia “creative commons” y tener la capacidad de editar libros con editoriales cartoneras o de costo mínimo para ser difundidos en comunidades con escaso acceso a la cultura literaria.
Asunto complejo, insistió, porque “por un lado uno quiere percibir ganancias por lo que hace y por otro… hay nuevas formas de ceder derechos y colaborar con formas abiertas de compartir información”.
A decir verdad, como autor “minoritario” —aunque con 200 visitas diarias a su blog— aún no le preocupan esas cosas pues sus ganancias están asociadas al entorno literario, entiéndase invitaciones a conferencias, talleres, ponencias, etcétera, no sólo a la publicación.
Desde su perspectiva hay mucho por explotar en torno a los derechos de autor. En Brasil, donde reside desde hace un año, el fenómeno tecnobrega—música tecnobrega— ha demostrado vivir sin obtener ganancias directas del copyright y sin el auxilio del conocido y “sólido” aparato cultural oficial. Eso sí, apuntó, este país es culturalmente autosuficiente; su modelo económico y político es otro: “el mercado musical es increíble y aunque tienen autores de literatura de gran calidad, estos no gozan aún de la 'popularidad' de la producción literaria del resto de Latinoamérica —entiéndase de las obras en español—. Cosa que cambiará, conforme sigan creciendo las traducciones de obras del portugués.”

Para saber más sobre el autor y la tecnobrera:
http://www.librosminimos.org/index.php?option=com_content&task=view&id=11&Itemid=21
http://www.alanmills.blogspot.com/
http://www.overmundo.com.br/banco/the-tecnobrega-business-model-arising-from-belem-do-para

sábado, 23 de mayo de 2009

Entre ferias te veas

Una joyita de Actes Sud


por Rosana Ricárdez

En este mundo globalizado no es extraño que uno de los mercados más redituables sea el de la traducción, técnica o literaria. Aún cuando esta última modalidad conozca algunos baches propios del mercado, con la diferencia que ahora ya nadie se espanta del término, lo cierto es que el libro es uno de los productos más traducidos, independientemente de su calidad —ni qué decir de los best sellers.
Las ferias, enormes palacios de placer, has sido determinantes. Háblese de Frankfurt —con el debate del cambio de sede a Berlín—, Edimburgo, Praga, Torino, Bolonia, Bruselas, Belgrado, Buenos Aires, Bogotá, Santiago, incluso Guadalajara y Ciudad de México, o háblese, lo que ahora concierne, de Madrid.
Si bien puede pensarse que las ferias están hechas para el público —nosotros, el público es el único que lo cree—, vale la pena hacer hincapié en que se trata sólo de una enorme vitrina en la que el menos beneficiado, o quizá sólo a largo plazo, es él. Hablar de ferias es hablar de inmensos foros donde los editores se reúnen para negociar derechos de autor —este año han tenido y tendrán mucho trabajo—, ventas, firmas, coaliciones, estrategias, o bien para que los autores se encuentren y sus editores los hagan lucir para vender. Sea como sea, lo cierto es que una literatura no se conoce en las ferias. Para ello existe la literatura misma, las recomendaciones de boca en boca.
La feria del libro de Madrid 2009 (del 29 mayo al 14 junio) invitó a Francia. Pese a algunos augurios sobre la desaparición literaria de este país, la realidad es que existe un fenómeno que hasta hace muy poco no se había hecho evidente: más que desaparición se trata de una diseminación impregnada de nacionalidades, de riqueza cultural producto de la inmigración —¿Acaso asusta la idea de que la inmigración pueda aportar beneficios?—. El comité organizador de la feria y diversos medios de comunicación ya se han encargado de emitir sendos comentarios, e incluso han difundido algunos nombres. Quedan al margen, como de costumbre, la ola de autores “menores”, entiéndase no tan conocidos o que apenas comienzan a tejer.
Para muestra, algunos ejemplos. En lo que a la inmigración respecta, baste mencionar una de las grandes —a veces olvidada—: Irène Némirovsky, “muy” conocida por Suite francesa, no obstante autora de otra joya menos famosa: “Le maître des âmes" (traducida al castellano en la editorial Salamandra). En cuanto a los “novatos” hay dos categorías: los autores con cierto oficio pero que apenas comienzan a publicar, entre ellos Nathalie Léger (Marsella, 1960), Arnaud Rykner (Toulouse, 1966), Jérôme Ferrari (París, 1968), Alban Lefranc (Caen, 1975), Khalid Elbahji (París, 1984) —miembro de un colectivo denominado ¿Quién conforma Francia?, que lucha por la diseminación de las diferencias raciales entre franceses—. La segunda, la de algunos con más experiencia a quienes el mercado no ha favorecido, cabe mencionar a Pierre Bergonioux (Brive-la-Gaillarde en 1949).
Paradójicamente la globalización no garantiza la caída de barreras culturales, de clichés que impiden conocer “a fondo” la riqueza literaria de un país —insisto, excluyendo los best sellers—, no obstante la literatura misma tiene mecanismos para develarse, y afortunadamente lo ha demostrado.

viernes, 15 de mayo de 2009

Un poco más de la influencia lingüística

Sopita de letras

Rosana Ricárdez


Resulta que el presidente del Festival de Cannes, Gilles Jacob, se declaró sosegado porque los sucesos que hubieran podido impedir la realización de la sexagesimasegunda edición del festival de cine quedaron en el olvido, es decir, la cancelación «a causa de la “gripe mexicana” y la crisis fue considerada pero, por fortuna, no fue necesaria».
Por lo anterior, México y los mexicanos podemos seguir con la conciencia tranquila ya que nuestra venia ha permitido la realización de la edición 2009 de uno de los festivales de cine más importantes. Pero, ¿qué relación con México y con el lenguaje? Establecer la primera es evidente: El virus que desató nuestro país —como si nosotros lo hubiéramos inventado y, además, patentado—, fue retirado del mercado a tiempo, justo para que las actividades políticas, económicas y sociales mundiales volvieran a la normalidad.
La segunda resulta más ingeniosa y mucho, mucho más divertida y además demuestra la omnipotencia de la lengua. Si bien esta dama es maleable, también tiene excelente memoria y no deja escapar ni a los imbéciles. Una vez que al máximo órgano de salud en la Tierra, la OMS, se le ocurrió nombrar “gripe mexicana” a la ahora llamada gripe A, la lengua la registró en su memoria y, por ende, en su vocabulario—con todo lo que implica, es decir, en sus diferentes modos: castellano, inglés, francés, italiano, etcétera— y por más esfuerzos que cualquier organismo haga para “borrarlo” de la memoria colectiva… lo hecho, hecho está.
Es decir, el fenómeno de salud demuestra la hermosura de la lingüística —evidentemente su trascendencia en este mundo y con ello la trascendencia de darle más presupuesto a las instituciones encargadas de estudiarla— y constante evolución. Esta ocasión, sin adentrarnos a términos complicados ni estudios en los cuales no soy experta, sólo señalo cómo un desliz, lapsus, reacción ante el pánico o, ¿por qué no?, necesidad de nombrar para existir, obliga a crear un concepto que en tiempo récord, como virus, se expande.
“Gripe mexicana” es mucho más popular que “gripe A” simplemente porque existió primero y porque designa lo que se cree es un origen. Evidentemente los ortodoxos dirán que no se trata de un neologismo, pero seamos laxos y denominémoslo… neologismo de concepto. Lo interesante, independientemente del nombre, es cómo la lengua y sus conceptos van cobrando relevancia hasta implantarse. Claro que no se trata de un fenómeno nuevo, el latín nos dio muestras de ello pues lo que conocemos hoy es sólo la vulgarización de esa lengua. Por otro lado, el fenómeno es comparable al de la introducción de una palabra considerada “incorrecta” inicialmente. Una vez que el vulgo la acepta, la hace suya. Después los académicos no tienen más que oficializarla.
Sirva el ejemplo para demostrar una vez más que la lengua, señores, esa sí es reina en esta Tierra, y su influencia no permite el menor cuestionamiento.

viernes, 8 de mayo de 2009

Racismo, epidemias y otras nimiedades

Irène Némirovsky


Rosana Ricárdez

La semana pasada México apareció en el mapa de los europeos y no con el típico cliché sinónimo de fiesta, alcohol, sombrero, sol, desierto (en su defecto, las playas de Cancún) y pobreza, sino como sinónimo de ¡Cuidado, el diablo anda suelto! Léase: foco de infección. El nombre del país era sinónimo de “Mieux vaut être poltron et vivre plus longtemps”, o en su traducción nada literal: “Mejor aquí corrió que aquí murió”. O sea, más les vale cerrar fronteras que lamentarse después. Claro que la situación llegó a los altos jefes y tribunales y, tras precisa reflexión, la medida fue abandonada por el alto costo: más les valdría controlar la mediatización. El que tenga oídos para oír, que oiga.
Aunque en el mundo reina aún el desconcierto, en México comienza a disiparse, quizá con la esperanza de que el olvido se propague casi con la misma rapidez que la noticia inicial.
No obstante, en Europa, de manera especial en Francia, el común de la población –de esa que se preocupa- se pregunta si los mexicanos son seguros, si los que “aún” viven son portadores de la epidemia mortal, esa que acabó con “muchos de ellos”; se preguntan si esa denominada gripe mexicana acabará con la raza de este lado del mundo.
Las preguntas alarman no tanto por el brote epidemiológico de la gripe como por el otro, el brote invisible que también mata, que carcome mentes, que se propaga más rápido y que quizá deje más secuelas: la exacerbación del sentido racial de un grupo, dicho de otra forma, el racismo.
Midan ustedes el nivel de alarma: la propia Embajada de México en Francia debió emitir un comunicado, el pasado jueves 30 de abril, en el que rechazaba rotundamente –e invitaba a la población a hacer lo mismo- el término “gripe mexicana” para denominar al virus H1N1, por considerarlo discriminatorio (además de irreal), arguyendo afectaciones a la imagen de un país “que lucha de manera rápida y eficaz para evitar la propagación del virus y cuya estrategia ha sido reconocida por diversos Estados y Organismos como la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud”. Independientemente de las verdades o falacias que el comunicado transmita, y con la mayor ingenuidad posible, es necesario preguntarse si la Embajada sabrá algo, o hablará al tanteo, de ese pueblo francés que en 1789 luchó por la Libertad, Igualdad y Fraternidad, el mismo que incubó el caso Dreyfus, el mismo que le negó el derecho de ciudadanía a los habitantes de sus colonias –ahora ex colonias-, el mismo sujeto de polémica –igual que hace algunos años- por el sonado nombre Dieudonné.
En marzo pasado apareció en castellano la traducción de Le maître des âmes (Salamandra, 2009), de Irène Némirovsky (Kiev, 1903- Auschwitz, 1942), publicada originalmente en francés –por entregas- en el semanario Gringoire , entre mayo y agosto de 1939, y por primera vez en forma de libro en 2006.
Viene a colación el libro por su prodigiosa lengua pero también por la denuncia de un país en donde el sueño de bienestar, igualdad, libertad y fraternidad no es posible para los extranjeros, o “metecos” como en algún tiempo se les llamó.
A través de la radiografía de los personajes, Némirovsky reproduce el sentir de los miles de refugiados en el país que lo prometía todo, en el que tenían esperanzas.
Les échelles de Lévant (Las escalas de Levante), nombre original de la obra, hace alusión a las fábricas comerciales, las ciudades y los puertos de Oriente Próximo “enclavados en las encrucijadas de las especias y la seda, la miseria y los pogromos” que hacen de andamio entre Europa y Asia. Durante el periodo de entreguerras –y ahora-, las escalas simbolizan el flujo demográfico que origina la mutación de la xenofobia al contaminar el viejo antisemitismo cristiano con el rechazo del meteco, extranjero, apátrida o judío.
En 1920, cuando la novela tiene lugar, el Senado francés es agitado por un debate: una misteriosa epidemia, “un microbio anárquico” que amenaza con transformar París en una “necrópolis”: “Una invasión de extranjeros de ínfima categoría… extenuados y carcomidos por los piojos”, que se abaten sobre París por “cientos de miles”. (Michaël Prazan, «L’entre-deux-guerres et l’affaire de la maladie no. 9 », en el Epílogo de “El maestro de almas”, Philipponnat y Lienhardt.)
Némirovsky, en tanto novelista eslava de origen judío, se sumerge no en esas ajenas escalas sino en la familiaridad de esa invasión protagonizada por los suyos. Aunque es niña bien, la escritora no queda del todo excluida de esa condición de extranjera; ni siquiera la posición económica de su familia la exime del racismo de la necrópolis. Es así como describe el París de los años treinta; con apasionada lucidez desmenuza el alma de sus personajes, escarba en su interior y logra pintarlos para hacerlos vivir en su obra. –¿O es que sólo los toma prestados a la realidad?
(No en vano se le consideraba modelo para las escritoras francesas de su época, siempre remarcando su carácter de extranjera y, evidentemente, de fémina.)
Al igual que el maestro de almas encarnado por Darío Asfar –aunque a diferencia de éste, no a cualquier precio-, ella intenta ser reconocida por sus habilidades. Pero el punto no es reivindicar a Némirovsky –no tendría razón de ser pues su escritura habla por ella- sino de situar el tema: la discriminación Otro, del extranjero en ese implacable París, en ese mundo paradójica y maravillosamente cosmopolita y globalizado que, de observarse con algo menos que una lupa, no ha cambiado tanto. En ese mundo en donde el hecho de ser extranjero (pobre) es un impedimento para destacar y hacerse merecedor de respeto.
Sirva la historia de Asfar para ejemplificar lo que pasa en una sociedad cuyo presidente ha propuesto que se indague el origen racial de cada francés (¡A investigar!).
Sin saber si los supuestos casos de gripe porcina de este lado del mundo lo son, es un hecho la existencia de una epidemia –¿invisible?- que, pese a los intentos de ser escondida, se revela y se hace cada vez más evidente. ¿Por cuánto tiempo más? Dieudonné y Le Pen, al menos en vísperas de elecciones europeas, darán de qué hablar.

viernes, 20 de febrero de 2009

Para muestra basta un libro...

¿Y la lectura?


Rosana Ricárdez


Mientras en Inglaterra, Estados Unidos, Francia, India e incluso China, por citar algunos países, los debates en torno al mundo editorial versan sobre la digitalización de su fondo en bibliotecas –respeto al derecho de autor- y los lectores portátiles de libros (e- book reader), en México… ¿qué pasa con la lectura?
Tan sólo el año pasado, según las estadísticas publicadas (¿cinismo?) por la Secretaría de Educación Pública (SEP), México ocupa el último lugar de las 30 naciones que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), lo cual, por extensión, se traduce en que el programa de fomento para la lectura y el libro de dicha secretaría –aún si este año lleva otro nombre: México lee- ha sido de poca utilidad, o al menos los resultados no se reflejan todavía.

¿Hasta cuándo?
Al parecer este hasta cuándo ya tiene respuesta, o al menos la SEP, a través del Consejo Nacional de Fomento para el Libro y la Lectura como órgano consultivo, estableció como plazo el 2012. El objetivo: disminuir los rezagos educativos, y para alcanzarlo, la primera etapa consiste en establecer medidas que ayuden a la población a acceder a la cultura y al libro, es decir, medidas “concretas” –como la alfabetización- para que los mexicanos tengan la oportunidad de educarse, en el amplio sentido de la palabra.
Sin duda alguna, cumplido el plazo tal programa deberá ser sometido a evaluación. Por lo pronto, uno de los apartados más polémicos (el precio fijo) está por entrar en vigor –sólo se ha retrasado por carecer la ausencia del reglamento que establezca las sanciones contra las librerías que incumplan la norma.
A fin de cuentas, esto refleja que la SEP descubre –en el siglo XXI- que sólo la educación podrá sacar adelante al país. Una vez superado el obstáculo de la alfabetización… la difusión.

Sin embargo se mueve: realidades
Al menos una vez en la vida los mexicanos han escuchado la frase que en su país no se lee. Los programas estatales y federales para el fomento al libro y la lectura ocupan si no un lugar importante en la agenda de los políticos, sí uno en el discurso oficial –demagogia al fin y al cabo. Para ninguno de esos políticos es extraño el hecho de que la educación es el único recurso que puede sacar adelante a un país y, sobre todo, que la gente cobra cada día más conciencia de ello y, en consecuencia, lo ha convertido en una de las mayores exigencias ante la clase gobernante.
Como siempre, al término de las campañas –federales, estatales, municipales- las promesas se esfuman; sólo la necesidad permanece.
¿El problema? ¡Por dónde empezar! La ineficacia de los planes de lectura; la ineficiencia de quienes hasta el momento se han encargado de ponerlos en marcha.
Lo anterior explica las causas por las que en México no se puede comenzar a elucidar disputas más profundas en torno a cómo se lee y, de la mano, en torno a los derechos de quienes intervienen en la elaboración de un libro, los del autor, en primer lugar.
Ante ello, vale la pena preguntarse si el simple reconocimiento de que la lectura y la escritura como vía para el pleno ejercicio de la ciudadanía es anacrónico.
Según las frases destacadas en el plan de lectura “México lee desde hace mucho tiempo y de diversas formas. ¡Ahora vamos porque lea más y mejor!”.
Llegado este punto, no está de más echar un vistazo a lo que sucede en otros países de economía emergente, dígase al azar: China.
El caso de este monstruo asiático es devastador. Mientras en México existen 450 ferias del libro –de lo cual habría que someter a escrutinio su utilidad- y 203 editoriales, para un total de 103 millones 263 mil 388 mexicanos, que significa 508 mil 687 habitantes por editorial, China tiene 570 editoriales[1]. Pero como no se trata de dejar impávido con cifras, baste decir que los chinos han aprehendido, paulatinamente, el gusto por la lectura y ello se refleja en su crecimiento, tanto cultural como tecnológico y, no está de más especificarlo, económico.
Si la economía china creció –y sigue creciendo- no es gracias a la generación espontánea sino la consecuencia de un desarrollo cultural intrínsecamente relacionado a la lectura. No se trata de sacralizar y enaltecer las lecturas de los chinos –también ellos han hecho de los libros de superación personal su pan nuestro de cada día-, pero sí de reconocer que mientras se lea y se apliquen los conocimientos, habrá un desarrollo grupal, entiéndase nacional. El secreto está en el cómo, en la puesta en marcha y eficacia de programas culturales, y en su continuidad.
Los chinos han sabido aprovechar cada medio de difusión. La televisión, por ejemplo, ha resultado de gran utilidad gracias a su política de apertura a programas culturales. “Consultorio de lectura” es una de las emisiones de la televisión abierta con más audiencia, desde el 2001, en la que un presentador comenta, detrás de su escritorio, asuntos históricos y/o filosóficos, con lenguaje accesible y seriedad. Este éxito hizo que las editoriales viraran la dirección y comenzaran a atender a un público en nacimiento. Nicho seguro.
Cabe mencionar que China no ha sido siempre una de las sociedades más cultas: la riqueza china surgió del trabajo de su población, de una clase burguesa que se mató trabajando sin tener tiempo para su instrucción académica. No obstante, una vez enriquecida, esta clase sintió la necesidad de crecer intelectualmente. De ahí su interés ante la lectura. En 2007 y 2008, los libros de mayor venta fueron aquellos ligados a la literatura clásica, filosofía, historia, bellas artes y economía, sin descartar los de superación personal, sicología y medicina tradicional.
¿Cuál secreto? En realidad sólo se trata, según cierta perspectiva, de la ley del mercado oferta-demanda: la población pidió ser instruida y todos los sectores culturales se unieron para satisfacer dicha necesidad, hasta la televisión: el que tiene oído para oír, oiga.

La digitalización y el debate Kindle
Sea como sea, el punto es que México no podrá satisfacer una demanda sin una oferta, y viceversa. Ya se verá el resultado de la aprobación –al fin- de la Ley de fomento al libro y la lectura y, en específico, de la cláusula del precio fijo.
Es un hecho que no se podrá tener debates más congruentes con este siglo sin una debida difusión cultural. Ahora bien, habrá que prepararse para las excepciones y los problemas específicos que surjan a partir de la aplicación de la ley pues en países como Francia, donde una similar funciona desde los ochenta, las editoriales oponen cada vez más resistencia, y ello ha obligado a una revisión y eventual replanteamiento del precio único: las pequeñas librerías –pequeñas en oposición a las grandes cadenas como fnac, Decitre o incluso Virgin- tiemblan.
Y es que incluso en los países primermundistas el acceso al libro se ha complicado. La crisis –así como los efectos de la globalización y el capitalismo- es mundial.
Otro de los problemas a sortear es la digitalización del fondo de las bibliotecas, empresa con google a la cabeza, que ha suscitado opiniones encontradas y reflexiones desde las entrañas sobre la democratización de la cultura y la oportunidad de todos los seres humanos a la información.
Aunque ha sido en estos últimos años cuando la polémica ha alcanzado mayores repercusiones, la digitalización de las bibliotecas comenzó desde 2004 y se ha extendido al mundo, es decir, no sólo la Unión Europea en su afán de democratizar a sus miembros está implicada, sino también algunas bibliotecas de México.
El argumento principal es el acceso a la cultura, sin embargo, también se trata de un monopolio de información, quien la controle tendrá más poder, ¿acaso el sueño de Jorge Luis Borges relatado en La Biblioteca de Babel?
Pues esto no fue sueño para los directivos de Google Print que desde el 2004 pusieron manos a la obra y pactaron digitalizar, en un periodo de seis años, quince millones de volúmenes de las bibliotecas de Stanford, Michigan, Harvard, Oxford más la bliblioteca pública de Nueva York. No contentos con el desafío, se lanzaron al viejo continente donde sedujeron y convencieron a Jean-Noël Jeanneney, presidente de la Biblioteca nacional de Francia, para digitalizar no sólo su fondo sino el de las bibliotecas nacionales de quienes integran la Unión europea.
El debate sigue en el tintero porque la cuestión es de fondo: el libre acceso al conocimiento, a un googlazo de distancia.
Aunque aparentemente lejos del debate, algunos países latinoamericanos –incluido México- están implicados a partir del proyecto World Digital Library, que sin ser lo mismo es igual, pues éste incluye los fondos antiguos de las bibliotecas. La Palafoxiana, en Puebla, está más que implicada (Proceso 1675, p. 61).
Y entre globalización, ostentación de la información y monopolios cabe traer a colación la revolución digital de Amazon con su Kindle, un lector digital portátil de libros que desafía al mercado editorial al ofrecer, en la comodidad de una pantalla (digital) especial, cualquier cantidad de libros, tantos como una memoria de 256 Mo puede almacenar (equivale más o menos a 200 libros de 180 páginas), con un tamaño de 18 por 13cm y peso de 300 gramos, con un costo inicial de 5 mil 800 pesos (399 dólares, aunque para este año, debido a la competencia, roza los 300). El monopolio del Kinlde radica en los libros que la librería ofrece en exclusiva, pues son títulos que sólo se encontrarán a través de amazon (¿derechos de autor?) y por lo tanto sólo puede bajar (copiar) desde ese sitio a cambio del pago del servicio. No obstante, sony y compañías francesas de telefonía celular, como orange, intentan convertirse en competencia.
¿Democratización de la información, de la cultura, del acceso a éstas…?


Fuentes: http://lectura.dgme.sep.gob.mx/documentos/Mexico_Lee.pdf
http://bbf.enssib.fr/
http://www.mati.unam.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=397&Itemid=1
http://www.booksmag.fr/
http://www.rsf.org/rubrique.php3?id_rubrique=701
http://mx.youtube.com/watch?v=BKUKQ7QqOHw

[1] China cuenta con una población aproximada de mil 300 millones de habitantes, entonces la comparación México-China en cuanto al número de editoriales sólo cabe en tanto se considere que los dos países atraviesan crisis que los obligan a diseñar estrategias económico-político-sociales para levantarse. Por otro lado, innegable es el cerco de información que existe en China, reflejo de la dictadura. Baste citar la represión con los periodistas –notables casos denunciados por Reporteros Sin Fronteras.

domingo, 1 de febrero de 2009

Du vieillard noir des veillées funéraires*

A-t-il ce visage ?


Lui, c´est le vieillard noir des veillées funéraires, celui qui s´assoit dans un coin, un gros parapluie entre les jambes, le chapeau melon sur la poignée, son visage tellement serein et mélancolique qu´il est l´image de l´officielle tristesse ; celui à qui personne ne demande avec qui il est venu, parce qu´on suppose qu´il est l´ami d´autrui et parce que son ancienne et splendide tristesse se fond aussi bien à la douleur de la maison.
Et si on lui offre du café, il le prend en soupirant de chagrin et en regrettant que le mort ne participe pas lui aussi au buffet. Mais si on ne lui en offre pas, il reste silencieux et paisible parmi les couronnes de fleurs ; droit et pâle : un cierge.
Et quand l´air de la nuit s´assèche, qu´il ne reste que ses derniers reliefs et que les premières cendres de l´aube les remplacent, le vieillard se coule parmi l´assistance ; arrivé à la porte, relève le col de sa veste et disparaît au bout de la rue, enseveli sous les flocons cendrés du petit matin.
Et par la suite, personne ne se souviendra de lui, de l´invisible vieillard noir des veillées funéraires.
Il est toujours là, habillé différemment, vieux comme le monde. Et il y sera toujours, jusqu´au jour où il devra veiller la terre stérile, morte de sa vieillesse et de ses grands os malades.




*Traduit de l´espagnol par Rosana Ricárdez
Del viejecito negro de los velorios, Divertimento, Eliseo Diego, Cadix, 2003.