- Para conmemorar el 14 de julio
- Historia de paradojas
Rosana Ricárdez
El 14 de julio es un cristal cuyo resplandor depende de cómo se mire. Resulta paradójico, o al menos curioso, que este día diversos jefes de Estado, en su mayoría de la Unión Europea (UE), hayan asistido a la ceremonia conmemorativa de la Revolución Francesa y de la promulgación de la Declaración de los Derechos del Hombre, a invitación del presidente francés Nicolás Sarkozy. Paradójico porque a cada uno se le vio con una sonrisa en los labio: ¿Amnesia o burla?
Basta recordar que si en Francia el 14 de julio de cada año se realiza un desfile no es sólo para celebrar a la armada del país, sino para recordar la promulgación de una de las declaraciones más significativas para la historia del individuo en tanto se reconoció el derecho de igualdad ante la ley.
La historia de las paradojas comienza justo con la promulgación de los Derechos del Hombre porque tras el triunfo de la Revolución francesa en 1789, bajo el lema Libertad, igualdad, fraternidad, las colonias francesas (ahora departamentos de Ultramar) fueron excluidas de los derechos conquistados. En otras palabras, la revolución no fue “exportada” a las colonias, en específico a los hombres de color, a pesar de que el primer artículo dicta: “Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en sus derechos. Las distinciones sociales no pueden estar fundamentadas salvo en el beneficio común.”
¿Cómo se espera que a casi tres siglos de estos hechos, los llamados derechos fundamentales para los individuos sean respetados en Francia?
La conmemoración de la Revolución Francesa y de la promulgación citada resulta paradójica porque en junio pasado la llamada Directiva del Retorno –aprobada por la UE– legitimó la detención y expulsión masiva de inmigrantes ilegales. En otras palabras, aprobó una ley que da luz verde a los gobiernos europeos para violar los derechos humanos, ya que, entre otras acciones, permite el encarcelamiento de inmigrantes –niños y/o adultos– hasta por año y medio y la deportación a sus países de origen, donde sus vidas corren peligro.
Paradójico resulta que para Nicolas Sarkozy (quien actualmente encabeza la UE) esta ley resulte insuficiente y que haya propuesto una alternativa que lejos de solucionar el conflicto promueve la adopción de medidas comunes para controlar los flujos migratorios (propuesta llamada Pacto Europeo de Inmigración y Asilo).
Paradójico que este festejo haya tenido lugar, como si nada hubiera sucedido, tras el “Drama de Carcasona” (donde un militar disparó accidentalmente contra 17 personas) y tras la anunciada reforma que prevé la supresión de 54 mil puestos en los siguientes siete años.
Paradójico resulta que esta nación celebre la igualdad de los hombres –se olvidó especificar cuáles- cuando en Darfur se padece aún una guerra donde está implicada la milicia francesa y los gobiernos de Occidente (Estados Unidos no está excluido).
Paradójico resulta que en la nación de quien en otra época escribió “J´accuse” (Acuso), Emilio Zolà, estas arbitrariedades se sucedan sin que los grupos intelectuales -y qué decir de los medios de comunicación- levanten la voz. (Tema aparte el papel de los intelectuales en esta época. La situación fue denunciada desde 1927 en La traición de los intelectuales, de Julien Benda. El hecho no deja de ser triste.)
Pese a lo anterior, la toma de la Bastilla fue conmemorada como se acostumbra desde la instauración de la Tercera República, con fuegos artificiales y una comida para los jefes de Estado.
…Al final del día, la conmemoración se convierte en una “bonita” fotografía de Nicolás Sarkozy y Carla Bruni junto a un niño con capacidades diferentes.
La Declaración de los Derechos del Hombre emanó de la Declaración de Independencia de Estados Unidos de 1776 y del pensamiento filosófico del Siglo XVIII.
La Declaración de los Derechos del Hombre de 1789 marcó el fin del antiguo régimen y el comienzo de una nueva era. Ella, al igual que los decretos del 4 y del 11 de agosto de 1789, tuvo por objeto la supresión de los derechos feudales, pero no es el único.
Después de numerosos debates, el texto final vio luz el 26 de agosto de 1789. Contuvo un preámbulo de 17 artículos con disposiciones concernientes al individuo y la Nación; definió los derechos inherentes como la libertad, el derecho a la propiedad, la seguridad, la resistencia a la opresión y reconoció la igualdad frente a las leyes y la justicia, además promulgó la separación de los poderes.
Afinada el 5 de octubre por Luis XVI bajo la presión de la Asamblea y del pueblo en Versalles, ella sirvió de preámbulo a la primera Constitución de la Revolución Francesa, adoptada en 1791.
El lema “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, herencia del Siglo de las Luces, es invocado desde la Revolución Francesa. A pesar de los detractores, terminó por imponerse bajo la Tercera República. Está inscrita en la Constitución de 1958 y es parte del Patrimonio Nacional de los franceses aunque no precisamente de su realidad.
Basta recordar que si en Francia el 14 de julio de cada año se realiza un desfile no es sólo para celebrar a la armada del país, sino para recordar la promulgación de una de las declaraciones más significativas para la historia del individuo en tanto se reconoció el derecho de igualdad ante la ley.
La historia de las paradojas comienza justo con la promulgación de los Derechos del Hombre porque tras el triunfo de la Revolución francesa en 1789, bajo el lema Libertad, igualdad, fraternidad, las colonias francesas (ahora departamentos de Ultramar) fueron excluidas de los derechos conquistados. En otras palabras, la revolución no fue “exportada” a las colonias, en específico a los hombres de color, a pesar de que el primer artículo dicta: “Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en sus derechos. Las distinciones sociales no pueden estar fundamentadas salvo en el beneficio común.”
¿Cómo se espera que a casi tres siglos de estos hechos, los llamados derechos fundamentales para los individuos sean respetados en Francia?
La conmemoración de la Revolución Francesa y de la promulgación citada resulta paradójica porque en junio pasado la llamada Directiva del Retorno –aprobada por la UE– legitimó la detención y expulsión masiva de inmigrantes ilegales. En otras palabras, aprobó una ley que da luz verde a los gobiernos europeos para violar los derechos humanos, ya que, entre otras acciones, permite el encarcelamiento de inmigrantes –niños y/o adultos– hasta por año y medio y la deportación a sus países de origen, donde sus vidas corren peligro.
Paradójico resulta que para Nicolas Sarkozy (quien actualmente encabeza la UE) esta ley resulte insuficiente y que haya propuesto una alternativa que lejos de solucionar el conflicto promueve la adopción de medidas comunes para controlar los flujos migratorios (propuesta llamada Pacto Europeo de Inmigración y Asilo).
Paradójico que este festejo haya tenido lugar, como si nada hubiera sucedido, tras el “Drama de Carcasona” (donde un militar disparó accidentalmente contra 17 personas) y tras la anunciada reforma que prevé la supresión de 54 mil puestos en los siguientes siete años.
Paradójico resulta que esta nación celebre la igualdad de los hombres –se olvidó especificar cuáles- cuando en Darfur se padece aún una guerra donde está implicada la milicia francesa y los gobiernos de Occidente (Estados Unidos no está excluido).
Paradójico resulta que en la nación de quien en otra época escribió “J´accuse” (Acuso), Emilio Zolà, estas arbitrariedades se sucedan sin que los grupos intelectuales -y qué decir de los medios de comunicación- levanten la voz. (Tema aparte el papel de los intelectuales en esta época. La situación fue denunciada desde 1927 en La traición de los intelectuales, de Julien Benda. El hecho no deja de ser triste.)
Pese a lo anterior, la toma de la Bastilla fue conmemorada como se acostumbra desde la instauración de la Tercera República, con fuegos artificiales y una comida para los jefes de Estado.
…Al final del día, la conmemoración se convierte en una “bonita” fotografía de Nicolás Sarkozy y Carla Bruni junto a un niño con capacidades diferentes.
La Declaración de los Derechos del Hombre emanó de la Declaración de Independencia de Estados Unidos de 1776 y del pensamiento filosófico del Siglo XVIII.
La Declaración de los Derechos del Hombre de 1789 marcó el fin del antiguo régimen y el comienzo de una nueva era. Ella, al igual que los decretos del 4 y del 11 de agosto de 1789, tuvo por objeto la supresión de los derechos feudales, pero no es el único.
Después de numerosos debates, el texto final vio luz el 26 de agosto de 1789. Contuvo un preámbulo de 17 artículos con disposiciones concernientes al individuo y la Nación; definió los derechos inherentes como la libertad, el derecho a la propiedad, la seguridad, la resistencia a la opresión y reconoció la igualdad frente a las leyes y la justicia, además promulgó la separación de los poderes.
Afinada el 5 de octubre por Luis XVI bajo la presión de la Asamblea y del pueblo en Versalles, ella sirvió de preámbulo a la primera Constitución de la Revolución Francesa, adoptada en 1791.
El lema “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, herencia del Siglo de las Luces, es invocado desde la Revolución Francesa. A pesar de los detractores, terminó por imponerse bajo la Tercera República. Está inscrita en la Constitución de 1958 y es parte del Patrimonio Nacional de los franceses aunque no precisamente de su realidad.
2 comentarios:
hola gracias por el comentario y si todas las fotos son mías, nos vemos estamos en contacto por aquí, suerte
Paradoja, todo es una enorme paradoja.
En el mayo del 68, los estudiantes le daban la espalda al sistema con: «Liberté, Égalité, Fraternité -> MON CUL»... pero ahora ¿qué significan estos símbolos de la república?, ¿qué significan cuando es imposible vislumbrar una igualdad en el trato a las personas?, ¿cuando se le niega a la gente el libre tránsito y la libertad de elegir un lugar donde vivir?...
Me parece muy interesante lo que dices y cómo lo expresas. Parece que no hubo mucho que celebrar el día de la bastilla... Aquí se prepararan las celebraciones para el centenario y el bicentenario; ¿crees que de verdad se deba festejar algo así? 2010 será el año nacional de la hipocresía en México.
Saludos y un abrazo
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